Entre tanto ovillo, lana, aguja, amigurumi y
demás flores, terminamos acumulando tanto material que, si no nos damos cuenta,
podemos encontrar una zona en la que la luz parece diluirse e incluso
desaparecer.
Es en esta zona en donde pueden aparecer unos pequeños monstruos
de lo más entrañables.
Este chico siempre ha sido un poco torpe y como va dando tumbos por la caja de los hilos, siempre termina clavándose agujas, alfileres y demás artículos punzantes (ahora adorna la solapa de mi abrigo y nos hemos hecho buenos amigos)
Ella andaba un día despistada y sin quererlo, pisó el bote de pegamento y, con tan mala suerte, terminó cayendo en el botiquín. Desde ese día no ha podido desprenderse de la vendas que se le pegaron.
Siempre le han echado en cara ser un poco prepotente y estar un poco ausente, pero en realidad tiene buen corazón. Además no le podemos reprochar que sea un poco chulillo, al fin y al cabo es primo de los fantasmas de Pacman.
Como bien dicen Blue Öyster Cult, "Don´t Fear The Reaper", sobretodo con esa cara de buena persona. No os dejéis intimidar por su parca oscura o su guadaña puntiaguda, tened presente que en última instancia siempre os ira a tender su mano.
